Hay películas que, además de ser auténticas obras de arte que no necesitan sexo ni violencia ni tacos, te hacen reflexionar. Una de ellas es La gran prueba, de William Wyler con actores de la talla de Gary Cooper y un jovencísimo Anthony Perkins en el papel de su hijo. La historia trata sobre una familia de cuáqueros y de las situaciones que se les plantean por la Guerra de Secesión americana (los cuáqueros son contrarios al uso de la violencia). Además de la vida diaria, con situaciones cotidianas tratadas con toques de humor, se producen situaciones duras, en las que desde la lejanía seguramente todos afirmaríamos categóricamente que actuaríamos rectamente y manteniéndonos fieles a nuestros principios, pero que cuando realmente sufrimos en nuestra piel, quizás algunos no estaríamos a la altura.
Para algunos es demasiado blanda porque no ahonda en la dureza de la guerra. Yo prefiero quedarme con los pequeños detalles y en las interpretaciones. Para mí es una pequeña historia contada con gran arte.
Por lo que cuentas me gustaría verla.
ResponderEliminarPues date prisa, porque yo sólo pude conseguirla a través de la red.
ResponderEliminarYo la habré visto tres veces, y la redescubro en cada ocasión